Una casa llena de juegos y juguetes, mi imaginación no tenía limites…. Marcadores mágicos, una muñeca que envejecía y padres que se convertían en extraterrestes…. yo tenía cuatro años. Llegó el hijo de Margarita de diez años a acompañar a su madre a hacer aseo en mi casa, Margarita decía que era un muchacho con malas compañías y no quería dejarlo solo con su hija que tenía mi edad. Álvaro, como se llamaba aquel muchacho, quiso jugar conmigo, me pidió que le mostrara mi caja llena de juguetes en el tercer piso de la casa, me pidió subirme la falda y empezó a jugar con mis juguetes sobre mi cuerpo…. Decía que estábamos jugando, me pidió bajarme los interiores y siguió jugando pero ahora sobre mis genitales … yo estaba confundida porque su mirada de deseo estaba fija en mi cuerpo…. Ya no se trataba de mis juguetes. Mi madre grita porque no me ve y se da cuenta que algo está pasando, él me pide silencio. Conmigo solo llego hasta ahí, a los pocos días violó a su hermanita.

La marca de tus dientes me recordará dolores compartidos, desconfianza, nervios, estar a la defensiva … podemos abrirnos al otro? Confiar en mí, confiar en ti, el cariño, la ternura, la complicidad y la tranquilidad. Te extrañaré pequeño Zeus.